viernes, 21 de agosto de 2009

El tradicional pueblo se ha convertido, con el paso de los años, en un importante centro gastronómico para los caraqueños, quienes han conseguido en sus calles una amplia gama de sabores que pasearán su paladar por varias partes del globo

Olio
Su ambiente es gratamente familiar y la carta es italiana. Sus dueños explican que el propósito es utilizar ingredientes sencillos con buen criterio y excelente combinación. De allí, aseguran, nace el sabor particular de sus preparaciones. "La aceituna, el aceite, el tomate, el queso… la gente los usa a diario, pero jamás como nosotros", afirman. No es de extrañar, entonces, que tales ingredientes reinen en sus platos. Verbigracia, la crema di pomodoro o crema de tomate, una entrada que enamora desde la primera cucharada. Con ella se codean en el menú los carpaccios de salmón, de res y hasta de pollo, y las ligeras ensaladas de rúgula bebé con queso de cabra y la de tomate manzano con queso mozzarella, entre otros tentadores condumios que ayudan a estimular el apetito. Llegado el momento de los platos fuertes, el protagonismo se lo roban los ñoquis de tomate seco con lomito, salteados a la crema de portobello, o el atún abrazado en ajonjolí con una crema de eneldo. Para un cierre dulce existen opciones como una refrescante panna cotta bañada en chocolate o el siempre cumplidor tiramisú, y los amantes del cacao no saldrán defraudados con el mousse de chocolate. Todo esto puede acompañarse con jugos o vinos tinto y blanco -lo normal-, pero si usted es de los que se inclina por disfrutar un buen whisky, sepa que en Olio cuentan con el prestigioso Glenfiddich, más suave y delicado que el propio.
Buchannan's 18 años, por mencionar a alguno. Si gusta del buen escocés, no puede pararse de la mesa sin tomarse uno.

El restaurante es de ambiente familiar, ideal para almorzar un domingo y hacer la sobremesa sin apuros. En la noche el ambiente se torna cálido

Entrada: Ensalada de pera. Principal: Manzo (lomito) alla Vigna. Postre: Festa alla Fragole




Desde hace años, El Hatillo ha servido a los caraqueños como un lugar de escape, una zona para la desconexión, esa esencia pueblerina que ya no existe en la capital, pero que aún puede hallarse allí, a unos cuarenta minutos de Caracas (dependiendo del tráfico, por supuesto), con sus casas al estilo colonial, su plaza, su iglesia y, ahora, su atractiva oferta gastronómica. Decenas de restaurantes se ubican a lo largo de las cuadras, brindando no sólo variedad sobre la mesa, sino también alta calidad en muchísimos casos. Esta vez la revista se ha acercado hasta tres lugares representativos de lo que ofrecen hoy sus espacios gastronómicos, con cartas muy diferentes la una de la otra: Olio, Hajillo's y Aranda, para comer italiano, venezolano gourmet y mediterráneo, respectivamente. He aquí un recuento de los hallazgos.

Las calles de El Hatillo guardan gratas sorpresas a los visitantes. Recorrerlas es toparse con rincones donde puede encontrarse de todo; y, ahora, hasta con buenos lugares para comer

Hajillo's
En este restaurante se preparan, sobre todo, las mejores recetas de la comida venezolana. Una degustación de su carta incluye fantásticas entradas como la Fusión de zanahoria con jengibre (una crema) o el Fundido holandés, una versión del tradicional queso de bola relleno. Decidirse por un principal es difícil -el pastel de chucho y el asado negro se pelean la sabrosura-, pero los créditos se los lleva la especialidad de la casa: el arroz con mango. Éste combina un plato de arroz con pollo al curry, acompañado por once sabores diferentes (legumbres, pasas, vegetales y hasta jalea de mango). Un festín de sensaciones que permite que cada bocado sepa distinto al anterior. Los postres, por su parte, llegan con nombre de bolero: Lágrimas negras, una torta de chocolate de intenso sabor y suave textura, está entre los más pedidos. Pero si no es de los amantes del chocolate, decántese por un quesillo, un bienmesabe o algún almíbar. Nada más venezolano. Un dato: algunas de sus mesas están junto a amplios ventanales que permiten ver las colinas de la zona.

Entrada: Para ver estrellas (guiso de mariscos). Platoprincipal: Arroz con mango. Postre: Pura pasión (mousse de parchita)


Coordenadas
Dirección: Calle Miranda, C.C. Doña Aurora.
Reservaciones:
Especialidad: Venezolana gourmet


Aranda
Su cocina es de autor y su secreto es la combinación de sabores mediterráneos -españoles, italianos, de los Balcanes- con ingredientes venezolanos como el plátano, la parchita, la yuca y la batata. De tales fusiones nacen platillos como la ensalada de salmón ahumado y camarones, aderezada con vinagreta de parchita; o, ya del lado de los principales, unos ñoquis de plátano con una salsa de champiñones y portobello a base de crema de leche. Para quienes están en la onda de cuidar la línea sin perder ricura en la mesa, la carta ofrece preparaciones como los portobellos rellenos con albahaca, cebolla, tomate y mozzarella, gratinados con un toque de parmesano. Otro buen principal, ya hablando de carnes blancas, es el Tataki de atún, abrazado en pistacho y pimienta negra, acompañado por unos calamares con cebollín y bañados en culí de cilantro, otro ingrediente muy venezolano. Los postres abundan. Una recomendación es la torta de queso bañada en fresa, pero en sus variantes de chocolate y parchita. Y tenga en cuenta que en el menú hay platos especiales -con recetas más elaboradas- que, para diferenciarlos del resto, son servidos en vajillas de color negro. No está de más preguntar, pues, por "los platos negros". Es menester comentar que Aranda es importante por su cava de vinos, adonde usted mismo puede entrar y escoger el de su preferencia. Hay cientos de botellas, .


Principal: Salmón setas, bañado con salsa de hongos porcini. Entrada: Portobellos rellenos gratinados sobre reducción de balsámico. Postre: Quesillo de coco

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